Revista Científica de Glaciares y Ecosistemas de Montaña 4

Fecha
2018-06
Autores
Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña
Journal Title
Journal ISSN
Volume Title
Publisher
Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña
Autores
Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña
Resumen
El nevado o volcán Coropuna en la Cordillera Ampato (provincias de Castilla, y Condesuyos del departamento de Arequipa) es un gran estratovolcán activo que consiste en un complejo con domos, seis conos y tres coladas de lava, y tiene seis cumbres entre aproximadamente 6000 y 6400 msnm. Con una altura máxima de 6377 (Instituto Geofísico del Perú) o 6426 (Instituto Geográfico Nacional), es el volcán más alto del Perú, y su cumbre máxima está superada solamente por el nevado Yerupajá (6634 msnm) en la Cordillera Huayhuash y los dos picos del nevado Huascarán -Norte de 6655 msnm y Sur de 6757 msnm (INAIGEM, 2017)- en la Cordillera Blanca. Además, el volcán se extiende sobre un área de 20 km de longitud por 12 km de ancho. En tiempos prehispánicos, el Coropuna era un nevado reverenciado y volvió a ser un foco de interés a principios del siglo XX. Como parte de la búsqueda mundial de los picos más altos como metas de escalada, el Coropuna atrajo el interés de montañistas internacionales en 1911 cuando los norteamericanos Annie Smith Peck y Hiram Bingham coincidieron en escoger el gran volcán para sus expediciones individuales. Resultó que Peck llegó primero, acercándose desde el pueblo de Viraco al lado sureste (Peck, 1912, 1912-13). Su equipo de siete personas incluyó cinco peruanos, pero ningún guía profesional como los que ella empleó en su exitosa conquista del pico norte del Huascarán en 1908. Aquí, llegó a la parte alta del macizo el 16 de julio y escaló dos picos por el lado este (6035 y 6234 msnm), notando que la elevación era menor al Huascarán. Mientras tanto, Bingham había decidido primero explorar algunas ruinas en el valle de Urubamba, donde reubica el famoso sitio de Machu Picchu el 24 de julio, antes de hacer su intento de escalar el Coropuna en octubre. Acercándose desde Chuquibamba al suroeste de Viraco, subió a la nieve sin mucha dificultad el 15 de octubre y escaló el pico oeste que resultó ser el más alto con una altura de 21,703 pies (6615 msnm), según su topógrafo (Bingham, 1912, 1922:49). Acompañando a la expedición de Bingham estuvo el prominente geógrafo americano Isaiah Bowman, quien participó en tres expediciones a Sudamérica (1907, 1911 y 1913) y escribió dos libros sobre los resultados: South America (1915) y The Andes of Southern Peru (1916). El último libro incluye algunos detalles sobre la línea de nieve del Coropuna y la compara con observaciones hechas en los Andes de Chile y Bolivia (1916:274-285). Décadas después, en 1974 y 1976, los suizos Max Weibel y Fejer Zsolt (1977) realizaron investigaciones geológicas que caracterizaron al volcán con métodos petrológicos, geoquímicos y geocronológicos. Desde comienzos del siglo XXI, se inician nuevas y diversas investigaciones en el Coropuna dentro de los campos de geología, vulcanología, glaciología, climatología, arqueología y otras ciencias. En septiembre de 2003, un equipo dirigido por Lonnie Thompson hizo tres perforaciones para sustraer núcleos de hielo, dos al borde del cráter central con 34 m de longitud y una directamente sobre el cráter con 146.3 m. Los análisis reportados por Buffen (2008) evidencian variabilidad climática, incluyendo varias sequías severas, en el Holoceno y el último período glacial del Pleistoceno, remontando 16,000 años, pero la historia del núcleo más largo todavía queda por esclarecer. Varios investigadores han realizado estudios glaciologicos en el Coropuna, incluyendo modelamiento digital (Racoviteanu et al., 2007) y medición de la cobertura glaciar usando técnicas de teledetección y GIS (p. ej., modelos de elevación digital), combinadas con GPR (“ground penetrating radar” o georradar) (Peduzzi, Herold y Silverio, 2010). Midiendo el área glaciar y la profundidad del hielo, se puede estimar el volumen de hielo y, determinando la densidad, estimar el volumen equivalente de agua (véase Silverio en este número), aunque la variabilidad en la profundidad de hielo presenta un gran reto para alcanzar una alta precisión. Estudios complementarios han tratado las condiciones meteorológicas alrededor del Coropuna y efectos del ENSO (véase Silverio) y el cambio climático (Úbeda, 2011). Otros han investigado las altitudes de la línea de nieve persistente, los ELA (“equilibrium line altitude” entre zonas de acumulación y ablación) y la presencia de permafrost. Una conclusión que todos los análisis de cobertura glaciar han Revista de Glaciares y Ecosistemas de Montaña 4 (2018): 7-87 mostrado es la progresiva reducción en el área de hielo, lo que impacta en consideraciones de disponibilidad de agua proveniente de estasmasas glaciares para los usos de la población circundante. Entre otras disciplinas, unos estudios biológicos han investigado la presencia de diatomeas de agua dulce en el nevado (Weide et al., 2017) y la flora moderna de la puna que rodea al nevado basada en estudios de polen (Keuntz et al., 2007), lo que tiene potencial utilidad para las reconstrucciones paleoclimáticas. Tomando en cuenta la información recogida en el siglo XVI por cronistas como Pedro Cieza de León, los arqueólogos han dirigido estudios a varios sitios alrededor del Coropuna para investigar su posible relación con un famoso templo de la época del Tahuantinsuyo (Reinhard, 1999). Un reciente proyecto arqueológico “Apu Coropuna” planea trabajar en los sitios arqueológicos Antinpampa, Choquemarca (3100 msnm) y Maucallacta-Pampacolca (3750 msnm). Los yacimientos se emplazan en el valle alto de Majes, frente al nevado Coropuna y presentan una ocupación extensa que va desde el Horizonte Temprano (1200-200 a. C.) hasta el Horizonte Tardío (1470-1532 d. C.). En 2001, el Instituto Geológico Minero y Metalúrgico (INGEMMET) del Perú publicó un estudio de la amenaza volcánica potencial del Coropuna (Núñez y Valenzuela, 2001). Desde julio de 2018, el Instituto Geofísico del Perú (IGP) monitorea al volcán Coropuna en tiempo real con estaciones geofísicas y emite informes quincenales sobre la actividad sísmica porque lo considera como uno de los macizos de riesgo muy alto (https://ovs.igp.gob.pe/monitoreo). Por otra parte, entre 2015 y 2018, el programa de investigación CRYOPERU ha desarrollado el proyecto “Análisis de las altitudes de la línea de equilibrio (ELA) presentes y pasadas, para evaluar el impacto del cambio climático y la evolución durante las próximas décadas de los glaciares de la vertiente del Pacífico de los Andes de Perú”, que incluye al Coropuna. Como uno de sus recientes enfoques de investigación, el INAIGEM realizó un reconocimiento inicial del macizo del Coropuna en junio de este año, considerando dos aspectos fundamentales: el retroceso glaciar del nevado Coropuna y la condición de los ecosistemas en el área circundante al nevado. Además, se recolectaron muestras de nieve para análisis de carbono negro. Todo indica que estamos en una muy intensa y fructífera etapa de la investigación de este gran volcán nevado.
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Claves
Investigación, Ecosistemas de montaña, Glaciares
Citación
Revista Científica de Glaciares y Ecosistemas de Montaña 4 / Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña, Huaraz INAIGEM, 2018